jueves, 10 de julio de 2014






Algunas veces, el dolor es tan fuerte que solo se decide, dejar de sufrir y comenzar a escudarlo con rabia, el método de la muralla malvada.

Capitulo 2

Capítulo 2.

Pude terminar esa pequeña, y posiblemente la historia más insignificante para mi carrera. Me trajo muchos problemas, después de aquella reunión con mi jefe, me encontraba muy nerviosa por todo; por su hijo, por el cuento y comencé a dudar de mis habilidades, de mi profesión; sin embargo al  retomar la escritura,  las palabras solo salían de mí, como una llave abierta;  la leí muchas veces, y la cantidad de veces que lo hice, la corregí; no estaba satisfecha, mi cuerpo era un nudo, me sentía atada, atorada, estaba nerviosa, aun lo estoy. Aunque lo hice, terminé mi trabajo. En realidad es una historia sencilla, había una princesa, un caballero, una malvada bruja y una torre… En fin seguía siendo un  cuento cursi para niños; muy básico.

Seguía pensando en la propuesta del señor Jenkins; a pesar de que Amanda me había alentado y me dijo la importancia de esta oportunidad, en mi cabeza algo seguía mal con ese tema, ¿Por qué es tan complicado todo esto?  Es como si tuviera un remolino en mi cabeza, estoy tan prevenida con Matthew, que me aterra lo que pueda pensar; además él estudió en Londres, y no en una universidad en Nueva Jersey, como yo;  no sé si mi temor es a cerca de su superioridad académica, pero pienso en él, de todas las formas posibles; aunque el chico es un desconocido para mí, me siento como si ya lo conociera, como si me hubiese tropezado con el alguna vez, de una manera muy extraña siento su mirada cruzándose con la mía, intensa; la mirada de su padre lo es, unos ojos tan profundos y abrasadores; además, pienso en las horas que probablemente estaremos juntos trabajando, ese pensamiento me hace estremecer, en toda mi corta experiencia nunca me había sentido tan frágil ante una situación, él  me intimida, odio admitirlo, pero es verdad, miro su pasado y su reputación; no debo juzgarlo simplemente por eso, pero temo por mi, y mi futuro; tengo miedo, de que este experimento no vaya a funcionar, no quiero defraudar a la única persona que me ha abierto puertas, y ha confiado plenamente en mí; pero no puedo pretender que, si sucede algo entre Matthew y yo, algún percance, el señor Jenkins no pasará sobre su hijo para estar de mi lado.

Son las 7:30 del jueves por la noche, me dirijo a la oficina de mi Jefe, y le presento mi obra, no tan maestra. El Señor Jenkins es una persona terriblemente perfeccionista, cuando me entrega un proyecto, siempre, antes de entregarlo lo reviso muchas veces y corrijo todo lo que considero que está mal, como  ésta vez lo hice, solo que ahora estoy segura de mi fracaso y no estoy esperanzada a recibir algún visto bueno; aunque en ocasiones anteriores, lo he revisado y me he sentido muy orgullosa de lo que he hecho, aun así él lo devuelve para que le haga muchas correcciones; para ser sincera no me incomoda que lo haga, ya que, estoy estudiando y cualquier crítica y correcciones sobre mi trabajo me ayudará a perfeccionar mi técnica, pero no es solo conmigo, todos y cada uno de sus empleados necesitan corregirlo más de tres veces por que él siempre tiene un montón de anotaciones. Para mi sorpresa esta vez fue diferente, no puso su usual cara de desaprobación, siempre une sus pobladas cejas blancas, arrugaba la nariz y me dice que salga de su oficina para después llamarme y para mostrarme la hoja llena de correcciones y una hoja a parte para mostrar las notas sobre todo lo que debo y no debo hacer; pero esta vez sonrió y su cara se iluminó a pesar de la poca luz de su oficina.

- ¿Cómo se te ocurrió esto Katherine? Es perfecto, simplemente perfecto, la historia, la trama los personajes todo es muy intenso y no te sales de los cánones infantiles, es una composición increíble, hay magia, romance, valentía; me encantó, ¿cómo lo hiciste querida?- su cara irradia complacencia y orgullo.
- Pues no lo sé Señor creo que solo salió,- contesto, un poco nerviosa.- aunque debo decir que después de nuestra charla del lunes las palabras han fluido con mucha facilidad.

- Creo que eso se debe a la emoción,  debe ser excitante para ti hacer este trabajo - Yo creo que es por su hijo, porque me intimida y aunque no lo conozco lo aborrezco.

- Bueno Señor Jenkins, con respecto a eso, creo que no lo podré hacer, es más estoy considerando mi estadía en Jenkins Children Editorial.

Mi Jefe se queda perplejo ante lo que le estoy diciendo, el silencio es enorme, no solo porque somos los únicos seres humanos en el piso, sino porque hay una tención horrible en su despacho. Su cara de felicidad se deshace cambiándola por una cara de suprema inconformidad y tristeza, el brillo que antes estaba, se opacó y la atmosfera comenzó a tornarse densa.   

- Wow, no sé qué decir con respecto a eso, solo me resta preguntar el por qué has tomado esta decisión – su cara de perplejidad no cambia, sus mejillas se ponen rojas y puedo ver como sube ese rubor hasta su cabeza.

-Bueno Señor, creo que estoy manejando mucha presión con estos cuentos, para mí es muy difícil escribirlos y no quiero defraudarlo en lo más mínimo – digo, tomo una respiración profunda y continúo hablando – no quiero que todo por lo que usted ha trabajado se derrumbe por mi culpa, y la verdad es que no me siento capaz de realizar ese trabajo con su hijo, creo que se sale de mi liga y…

-Tonterías Kate – me interrumpe, y me doy cuenta de que me ha llamado Kate, esto es nuevo – sé que es mucha presión, pero querida este cuento es excelente, y no lo digo solo para que cambies de opinión o algo parecido; lo digo porque es verdad, en mis años de estar trabajando en esto y dirigiendo prácticas, nunca había visto algo tan sublime como lo que me acabas de entregar, no sé si te habrás dado cuenta pero esto no es común, eres maravillosa en lo que haces. – que no es común, yo creo que estaba plagiando a alguien con eso; me quedo muy impresionada por todo lo que me dice y empiezo a dudar sobre lo que en verdad escribí y lo que creo que escribí.

-Ahora, si tu problema es que crees que no eres capaz para este proyecto, no es cierto porque lo acabas de demostrar que eres muy capaz, yo creo que lo que te molesta es otra cosa y no lo estás diciendo – Tomó una respiración y continúa - Mira Kate no quiero que te vayas, eres de las mejores empleadas que he tenido, y quiero que sepas que haré todo lo posible para que tu estadía sea prolongada, dime lo que necesitas, que te aumente el sueldo o algo parecido, porque si es así creo no hay problema con eso.

No dice más nada esperando mi respuesta, mi cabeza es un rehilete, no puedo abandonar todo después de lo que ha dicho, eso me hace recordar lo bueno que ha sido conmigo así que desisto a querer retirarme; siento mi cara húmeda en una situación incómoda, no entiendo que me sucede; no, si se, no quiero que me guste Matthew, y sé que me va a gustar, tengo esta cosa de que me gustan los problemas y los hombres lindos, no quiero mezclar trabajo con relaciones, sé que me estoy apresurando a los hechos, pero amo los problemas y Matthew representa problemas en un envase realmente atractivo y seductor, es una masa de sensualidad. Siento unos brazos regordetes envolverme con un calor  tan fraternal que no se si quisiera estar en otro lugar con esta situación; me siento a gusto, y mi lágrimas comienzan a cesar.

El Señor Jenkins comienza a alejarse de mí, pero no lo suficiente como para poder tomar mi rostro entre sus manos, lo miro a los ojos y me sonríe, luego suelta mi cara empapada de lágrimas y se vuelve a su asiento.

-Gracias – es lo único que consigo decir – Señor, me halaga con todo esto que me dice, pero no estoy muy segura de que sea así – pienso mucho lo que voy a decir a continuación, pero él se adelanta y toma la palabra de nuevo.

-Hagamos un trato, te doy una semana empezando el Lunes para que trabajes con Matthew, si sientes mucha presión, lo cual me decepcionaría mucho, te retiro del proyecto y seguimos trabajando como antes; ¿te parece?

Wow, este hombre estaba decidido a hacer esto a toda costa, no me puedo negar, es solo una semana y creo que eso bastará para hacer lo que haya que hacer.

-Está bien, una semana, creo que podré con ello – contesto, el Señor sonrió, otra vez se salió con la suya; yo le respondo a su sonrisa y me termino de limpiar la cara. Me levanto de mi asiento, él lo hace igual, extiendo mi mano para tomar la de él, me vuelve a sonreír y me despido con un asentimiento de cabeza.

La puerta de la oficina se abre, volteo y veo un hombre alto de cabellos castaños, con ojos grises sonriendo, con dos maletas a su lado. El señor Jenkins se ríe abre sus brazos y camina hasta el hombre parado junto a la puerta; es él, y es justo como lo imaginaba, imponente, sensual, atractivo; tiene esa misma mirada de convencimiento que usa el señor Jenkins, esa mirada a la que tanto le temo; es determinado y su postura es completamente recta, llena de seguridad, no se ve forzado de estar ahí como yo lo estoy en este momento, él se ve natural y relajado.

-¡Matthew! – dice mi jefe abrazando al hombre que no esperaba ver hasta el lunes.

-Hola papá, ¿me extrañaste? – Dice Matthew con una sonrisa a medio lado devolviéndole a su padre el gesto de cariño – creo que no, por lo que veo.

Ahora su mirada se dirigía hacia mí, soltando a su padre; el señor Jenkins voltea viendo a donde se dirige la mirada de su hijo. Voltea a verlo y le dice:

-Por supuesto que te extrañé sino, no hubiese armado todo este  proyecto para que estés aquí –dijo ahora dirigiendo su mirada a mi dirección. – Matthew, ella es Katherine Marshall la chica que te acompañará en este proceso; Katherine, mi hijo.

Caminé hasta estar cerca de los dos hombres en la oficina, Matthew me sonrió y extendió su mano, la tomé sin quitar la vista del lazo entre ellas, no sé cuánto tiempo pasó, aunque para mi fuero años hasta que él habló.

-Hola Katherine, es un placer conocerte.

Mis ojos subieron hasta su rostro, y su sonrisa aún seguía ahí. Tardé un tiempo en encontrar mi voz, pero al fin dije – Hola, el placer es mío.

Nuestras manos se separan y su mirada recorre todo mi rostro, tenía una mano en el bolsillo de su pantalón y podía ver la arrogancia en sus ojos. Él es realmente apuesto; tiene puesta una camisa blanca y su traje negro resalta lo gris en sus ojos. El señor Jenkins aclara su garganta y nos invita a tomar asiento en la salita de entrada en su oficina, mi jefe se sienta en el sillón de dos puestos mientras que Matthew y yo no sentamos cada uno en las sillas individuales, esos puestos nos daban una visión clara de cada uno.

-Bueno no esperaba verte acá tan temprano Matthew, me has tomado por sorpresa – dice el señor Jenkins.

Sí, creo a mí también

-La verdad es que no pensaba venir hasta el sábado, pero tuve unas complicaciones con el pasaje para ese día así que decidí adelantarlo un poco, igual no tenía ningún compromiso en estos días que ameritara mi estadía en Londres – dice Matthew; su voz es suave y profunda, habla con tanta paciencia y firmeza que no puedo decir si en verdad escuché su voz.

Basta Kate, es solo un hombre y de ahora en adelante será tu compañero;  no mescles las cosas, no las mescles. Me regaño a mí misma, es necesario mentalizarme para saber con quién estoy tratando; y está bien lo admito el hombre es un poco deslumbrante, pero este chico tiene una no tan hermosa reputación y no puedo permitir que eso me afecte, o afecte mi trabajo.

-Así que, Katherine, ¿estas ansiosa por este trabajo? –Pregunta Matthew – espero que sí porque vamos a pasar mucho tiempo juntos trabajando en ello.

Son mis ideas o este chico está coqueteando conmigo, cuan estúpido puede ser, y que predecible es; así que decido tomar una postura firme y segura al respecto, no quiero que este tipo piense que soy una debilucha – Sí, por supuesto,  ya el Señor Jenkins  me ha comentado lo que vamos a hacer, espero que el tiempo entre los dos sea productivo – Dije levantándome del asiento, Matthew sonreía y se lamia los dientes, al parecer no esperaba que yo le contestara de aquella manera, eso me dio confianza - Yo creo que ustedes dos necesitan hablar de padre a hijo, así que, con permiso ya es tarde y mañana debo trabajar. –Le tendí la mano al señor Jenkins el cual no esperó un segundo más devolviéndome el saludo, hice lo mismo con Matthew y nuestras manos se quedaron otra vez más de lo que deberían, lo solté y me dirigí hacia la puerta. Cerrándola tras de mi deje a los dos hombres conversando y recuperando tiempo, solté el aire que ni siquiera sabía que estaba conteniendo, fui a mi cubículo recogí mis cosas, y fui a casa.

Al llegar a mi apartamento ni siquiera me molesté por quitarme el uniforme; me tiré en la cama, y cerré los ojos, hice recapitulación de todo lo sucedido, siento como mi corazón se acelera de los nervios recordando todo lo que había pasado; a pesar de mis nervios interiores manejé bien la situación. Tomo el teléfono y marco los siete números que indican el teléfono de Amanda.

-Hola, ¿Kate? –contesta mi amiga.

-Oficialmente  voy a trabajar con Matthew Jenkins, acaba de llegar a la ciudad y lo conocí hoy en la oficina del señor Jenkins, fue muy extraño todo lo que sucedió y aún no puedo asimilarlo, solo quiero que lo sepas porque estoy de los nervios – suelto todo de una vez, tenía que decirle a alguien como me había sentido, y la verdad es que estaba obnubilada y no le encontraba sentido a nada. Ella no dice nada solo escuchaba su respiración. – dime algo Amanda, por favor.

-Bueno que te puedo decir… en realidad no tengo nada para decirte Kate, solo que es una excelente oportunidad y sabes, te entiendo es mucha presión, pero amiga debes sacar lo mejor de esto, tu carrera depende de eso, es una puerta Kate – no dijo nada por un segundo, yo respiré hondo y ella siguió – entonceeess – dijo alargando la palabra - ¿Qué tal te pareció Matthew?

Me reí ante su pregunta, ya empezaba a dudar  si estaba hablando con la real Amanda – Bueno, el chico es apuesto…

-¿Solo apuesto? Oh vamos Kate, ese hombre está como quiere – vuelvo a reír – debes admitirlo.

-Está bien, tiene lo suyo, pero recuerda que vamos a trabajar juntos así que no creo que deba verlo como algo especial. – digo, en ese momento una imagen de él se viene a mi mente y no puedo no sonreír; claro que era apuesto, ese hombre es hermoso.

-Lo sabía, ese hombre no tiene mujer que se resista – rió.

-Okay, ya, no es para tanto.

-Y ¿Cuándo empiezan a trabajar? Ya que el niño bonito se adelantó – Pregunta Amanda, reconozco ese tono en su voz, sé que no va a parar hasta que obtenga todo lo que quiere.

-El lunes, pero estuve hablando con el señor Jenkins y me dio una semana para adaptarme y si en una semana siento que no puedo seguir con ese proyecto, él no se va a ver martirizado por cancelarlo, aunque me dijo que se sentiría muy decepcionado, y claro yo no quiero que eso suceda, de pronto puede que sea Matthew quien desista, no lo sé en realidad, igual hay una semana de prueba y si no funciona se acabó.

-Kate es una buena oportunidad, debes aprovecharla, yo sé que tú puedes, eres maravillosa.

-Gracias por tu confianza, pero no sé cómo va resultar esto solo dejaré que todo suceda como Dios quiera que suceda- respiro hondo- igual muchas gracias Amy, es importante que me apoyes, pero debo colgar, es tarde y estoy molida, bye.

-De nada Kate, sabes que aquí estoy yo para lo que quieras, duerme bien, yo también necesito unas cuantas horas de sueño, adiós. –cuelga y eso es todo.

Hablar con Amanda tranquilizó mis nervios, me quedo quieta sobre mi cama pensando unos segundos después estoy dormida, con mi ropa de trabajo.


      



martes, 10 de diciembre de 2013

Capítulo 1.

“En un reino muy, muy lejano vivía una bella princesa, tenía un largo cabello castaño, ojos esmeralda, piel blanca y ligeramente bronceada, y de pronto se la come un gran dragón escupe fuego con brillantes escamas color escarlata brillantes a la luz del sol..."

'No, no, no eso no está bien, es la hermosa princesa no puede morir' me reñía mentalmente, que tan difícil puede ser escribir un cuento para niños, que tan complejo debe ser, eso no es para lo que nací quiero escribir grandes historias pero mis prácticas son para cuentos de niños, ¿por qué no puedo hacer otras cosas? como trabajar en una revista o quizá en un periódico, pero claro que no este es el único lugar en donde me aceptaron, y no es que sea mal agradecida solo que hubiese preferido hacer alguna otra cosa sobre todo que sin estas prácticas no me podre graduar de literatura inglesa.

- Katherine, ¿cómo vas con lo que te pedí?- me decía mi jefe, el dueño y señor de todo lo que me rodea en el campo laboral, pero también la única persona en el planeta con la que puedo conversar sin tapujos, él es una de las razones por las cuales no he tirado todo a la basura.
- Muy bien Señor Jenkins, casi acabando.- le Contesto, pero claro era una gran mentira ya que ni siquiera había comenzado pero yo no puedo defraudarlo y él ha sido muy amable conmigo en dejarme realizar las prácticas aquí, me dio una mirada de ‘te estoy observando’ y luego se fue a su oficina, en realidad es una gran persona, al menos conmigo lo es, pero este cuento no me sale, tengo muchas cosas distintas que quisiera plasmar en páginas y páginas pero simplemente no era la clase de cosas que se supone que debe leer un niño, así que por esa razón me es muy difícil realizarlo aunque un cuento es muy sencillo de realizar para mí era toda una odisea hacerlo porque mi cabeza estaba llena de muchos contenidos y no sabía simplemente como reducirlo a un cuento feliz e inocente, en efecto mi lema era ‘entre más fácil lo hagas parecer, para mí siempre será más difícil realizarlo’.

Mi jefe Marcos Jenkins II es un hombre de 82 años, carismático, regordete con una cabeza completamente blanca por la edad, era la persona más amigable y humilde que hubiese conocido en toda mi vida  a pesar de ser el dueño de una de las 4 mejores editoriales de cuentos para niños en todo el país. Jenkins Children Editorial.  Está en el puesto número 2 debajo de Children's Books Editorial, para el Señor Jenkins siempre ha sido un desafío superarlos pero generalmente está tan cerca que por minutos e incuso segundo los rebaza pero luego Children’s Books Editorial saca 10 cuentos en serie con grandes contenidos y el Señor Jenkins baja otra vez, todos los meses nos motiva diciendo: «esta es nuestra oportunidad, ahora si los vamos a rebasar» pero luego sucede lo mismo, y hay que admitir que es un hombre perseverante y fiel a sus talentos y a los de sus empleados ya que nunca nos ha dado palabras de desaliento cuando bajamos de posición . 
El señor Jenkins es un hombre algo solitario pues además de ser un hombre de mucho dinero era escaso de familia, muchas personas con las que he hablado me cuentan que el solo tiene un hijo al cual le va a dejar toda su empresa cuando el muera, yo nunca lo he visto dicen que se llama Mathew Jenkins y las chicas de mi sector que lo han visto dicen que es realmente guapo, es extraño que nunca haya podido verlo, realmente el sí ha venido a la editorial después de que me contrataran pero él era una persona que se dejaba ver poco y siempre que él iba yo estaba buscando café o agua, o estaba en el baño, o estaba en descanso, o ese día no podía ir a trabajar ya sea porque estaba enferma o tenía mucho trabajo de la universidad. En resumen nunca tenía la oportunidad de conocerlo, aunque tampoco es que haya puesto mucho empeño en eso porque también se rumorea por los pasillos, de parte de los empleados masculinos que era un arrogante, claro que podía ser solo envidia pero los hombres no son chismosos y además, muchas chicas con las que él “había salido” decían que era un mujeriego y que solo las buscaba para una noche, pero no se pueden olvidar sus métodos de seducción, era en realidad un jugador y un chico caprichoso, no sentía ni la menor curiosidad por conocerlo, yo siempre le huí a esa clase de hombres así que este no me haría mucha falta, además no estoy interesada, como estamos vamos bien, no necesito conocer a ningún galán jugador devorador de mujeres. Un sonido de teléfono timbrando me sacó de mis pensamientos.

-Katherine puedes venir un momento a mi oficina por favor- era el señor Jenkins desde su oficina.
- Si Señor en seguida voy - contesté y colgué el auricular.

La oficina era de un blanco brillante, tanto paredes como pisos y el techo, todo era extremadamente blanco, a excepción de los muebles todos eran del color de la caoba, tenía una pequeña salita con un gran sillón de tres puesto y una silla individual, en el centro sobre una alfombra se encontraba una pequeña mesa de té con revistas apiladas en su superficie.
El Señor Jenkins estaba sentado en la cómoda silla detrás de su escritorio también hecho en caoba, esa oficina era realmente grande pues detrás del escritorio había una biblioteca y en la parte derecha había una gran pared de vidrio mostrando la grandeza de Nueva York.

-Siéntate  Katherine, sin miedo que no muerdo.- me dijo mi Jefe con una sonrisa en la boca. Tomé asiento en una de las sillas que estaba en frente de su escritorio y valla que eran cómodas.
- Katherine es muy importante para mi tener el honor de dirigir tus prácticas pero, me he dado cuenta de que tienes mucho potencial solo para escribir cuentos para niños, eres una chica extremadamente creativa y sé que no has terminado lo que te encargué por más que me hallas dicho que sí, sé que no es así. El sábado viene de visita mi Hijo Mathew Jenkins, no sé si has escuchado de él.-dijo, por supuesto que había escuchado hablar sobre su arrogante hijo millonario.- estaba estudiando Literatura, como tú en Londres, pero como tu es un chico con mucho potencial literario y creativo así que me pareció una buena idea que lo conozcas como es debido y así ambos se podrían colaborar, me refiero a que 2 cabezas piensan más que una, así que, como sé que tú no tienes ningún otro lugar donde realizar tus practicas te voy a poner un trabajo de los grandes para que lo realices con mi hijo Mathew, así estaría cumpliendo con mi responsabilidad como padre y como mentor.
El señor Jenkins me sonrió, yo aún estaba procesando la información, yo, haciendo una trabajo en equipo con nada más que Mathew Jenkins, cuando había dicho que había nacido para otra cosa lo decía en serio, yo no puedo hacer un trabajo con Mathew, ni siquiera lo conozco y tiene muy mala reputación, por otro lado el Señor Jenkins me estaba dando una buena oportunidad que si fuera lo suficientemente sensata no la desperdiciaría por nada en el mundo, pero ¿Mathew? ¿En serio, no podía ser con el chico de fotocopias, Earny?

-Y bueno, ¿qué te parece mi propuesta querida? Es un proyecto de los grandes no lo olvides.
-Me siento muy alagada Señor Jenkins, pero no sé si estoy preparada aún para hacer uno de los grandes.
-Oh, Tonterías eres excelente escribiendo, tienes mucha profundidad en tus letras, por favor es una buena oportunidad, no lo vas a negar y no la puedes desperdiciar.
-Lo sé, pero creo que no estoy muy segura.
-¿Esto no será por mi hijo verdad?
‘Si’, quería decir pero por educación y por el aprecio que le tengo no lo dije.-No, por supuesto que no, es que…-
-Es que nada,- me interrumpió- está hecho no tienes excusas para no aceptarla, empiezan la otra Semana, Mathew llega el sábado.
Me quedé un momento sumida en mis pensamientos, preguntándome como saldría de esta, ya era oficial, Mathew Jenkins será mi compañero de prácticas universitarias, lo último que hubiese querido hacer en toda mi vida sería juntarme un tipo como Mathew Jenkins, esa era por la misma razón que nunca tuve amigos sexis, todos son unos perros y siempre le huí a ellos.
-Está bien Señor, Gracias es usted un gran hombre, gracias por esta oportunidad.- trate de poner mi mejor sonrisa pero solo me salía una línea curva de pura falsedad, pero al parecer él no lo notó pues seguía con una sonrisa genuina, una que mostraba todos sus dientes y hacía ver más redondas y rosadas sus mejillas.
Me levante de la silla y me dirigí hacia la puerta.
-Katherine- Voltee al llamado – sé que no te vas a arrepentir querida, escucha mis palabras y cuando hayas terminado ahí si me das las gracias.
Sonreí y con un asentimiento de cabeza me retiré de la oficina.

Me fui a mi cubículo, me senté en mi silla, no demoré ni un segundo cuando Amanda Styles me estaba acosando para saber que me había dicho el Señor Jenkins, ella sabe que él no es de llamar mucho a sus empleados a su oficina, solo cuando los va a despedir o les va a dar importantes instrucciones, del resto, todo era por teléfono, además ella podía deducir que no era lo primero ya que mi cara era más bien de impresión y de desconcierto, en realidad estaba muy inexpresiva en ese momento así que estoy segura que ella ni lo pensó.

-Así que, ¿para qué te quería el Jefe?- Amanda era la única persona en esta oficina además del Señor Jenkins a quien le podía confiar partes de mi vida. Movió sus grandes pestañas llenas de mascara haciendo relucir sus grandes ojos azules como diciendo: «te estoy esperando y no me voy hasta que me cuentes». Amanda era una chica alta de 1,78 metros de altura, rubia natural, su cabello estaba compuesto por grandes ondas doradas, de piel blanca y muy delgada era la mujer más hermosa que he visto y fácilmente podía trabajar de modelo, pero ella dice que su vocación era el periodismo, además de eso era una persona realmente decidida a cumplir con sus metas, y para eso ella utilizaba varios métodos de persuasión, nadie podía decirle que ‘no’, dado que ella presionaba hasta cumplir su objetivo y estoy muy segura de que esta vez no sería la excepción. Me quedé pensando en lo que le iba a decir sobre Mathew y el nuevo trato que su padre nos tenía a ambos.
-Oh! Vamos Kate, cuéntame ¿qué te dijo? No te hagas rogar- vacile un poco más al respecto pero aun no tenía una mentira o una excusa para salir de este interrogatorio ya que aún me encontraba en shock y pensando meticulosamente en cómo me iba a librar de Mathew Jenkins así que no le di más vueltas y decidí contarle a Amanda los planes siniestros de nuestro jefe.
-Bueno, el Señor Jenkins quiere que yo haga un gran proyecto, uno de los grandes- mi mirada estaba desviada a una taza de té en mi escritorio, aún seguía inexpresiva mientras lo decía, estoy segura de que Amanda puso una cara de confusión.
-Pero eso es genial Kate, uno de los grandes WOW! Es una gran oportunidad pero, ¿por qué estas así? ¿Te dijo algo más?- lo sabía no podía librarme de Amanda hasta que supiera toda la historia, desvié la mirada de la taza de té y me mire las uñas.- ¿qué sucedió? ¿Cuál es el problema?
No quité la mirada de mis manos que ahora se estaban moviendo.- No, en realidad no hay ningún problema es una oferta fantástica pero…- no hallé las palabras las tenía que decir y sabía cuáles eran: «es que debo hacerlo con Mathew Jugador Jenkins, un completo desconocido que además tiene fama de ser un pequeño bastado millonario usa mujeres» solo que aún no era cociente de mi realidad, ¿por qué de todas las personas en este mundo tenía que ser yo, aun lo no lo conocía pero definitivamente lo aborrecía con todo mi ser.
-Kate, tierra llamando a Kate, ¿qué pasó?
-Me toca realizarlo su hijo Mathew y me ha caído como un balde de agua helada, déjame procesarlo.
Amanda se reía mucho de mí, estoy segura que le parecía absurdo pero yo aún no me imagino tolerando a ese hombre siempre que vallamos a escribir algo, es más estoy tan segura de que ni siquiera nos vamos a llevar bien y va ser difícil tomar decisiones porque apuesto a que él siempre cree  tener la razón.
-¿Y es por eso que estas así de amargada, porque es con Mathew con quien te toca hacerlo?
-Pues…
-No seas ridícula Kate, es una excelente oportunidad y si Jenkins no te agrada, pues solo ignóralo y háblale para lo estrictamente necesario, se muy profesional, no tienes que intimar con él, y bueno sé que el tipo tiene muy mala reputación pero no puedes rechazar la oportunidad que esperabas desde que entraste aquí, solo porque el niño mimado Jenkins no te agrada.
Lo pensé y si, Amanda estaba en lo cierto yo no tenía por qué intimar con él nuestra relación podía ser estrictamente profesional, solo que no sé cómo podría reaccionar si él se insinúa o algo parecido pero creo que eso podré manejarlo cuando la situación lo amerite, sonreí mucho porque al fin me estaba despertando de ese trance de negatividad y empecé a verle el lado bueno, era una gran oportunidad y por nada en el mundo podía permitir que se arruinara.
-Sí, tienes toda la razón Amanda es una gran oportunidad y no la voy a desperdiciar por un millonario caprichoso.
-Así se habla, esa es la Kate que conozco,- dijo acercándose y abrazándome con una gran sonrisa – bueno tengo que seguir trabajando, o seré yo a la próxima que llamen y no precisamente para darme un gran proyecto.

-Okay, hablamos entonces Amanda.- le sonreí seguí trabajando en mi problema del pequeño cuento que no salía.

Estoy Escribiendo Algo

Estoy escribiendo una especie de fanfic, cualquiera que lea mi blog puede adaptarlo como quiera solo quiero que al hacerlo me den creditos como única escritora, aun la estoy escribiendo es una especie de novela espero que les guste muchísimo, aún soy muy nueva en esto pero quiero que sepan que lo hago con todo el corazón.

Prologo.

H
oy un Nuevo Día  comienza no hay por qué alarmarse todo va a estar igual, despertar por la mañana queriendo brillar como el sol pero mi melena de cabellos alborotados solo hacen que me parezca más al sol, tomar una ducha en estas circunstancias es algo riesgoso de hacer, el dolor de cabeza y el mareo regular después de una bebida y emborrachada máxima no eran cositas pequeñas de las que uno no se debe preocupar, en realidad tener resaca es pero de lo que me había imaginado; todo comenzó con una pequeña reunión pero luego sacaron las botellas de cerveza y ron, todos tomamos de la manera más absurda, como pretendiendo morir, yo era cociente que beber tanto produciría una confusión en mi organismo, mi sistema nervioso colapsó y luego no supe más nada; era la primera vez que bebía y valla experiencia, lo último que recuerdo de la velada anterior fue que terminé en el baño de invitados de la casa de Bruce Gill vomitando hasta el desayuno,  luego de eso alguien me subió a un auto y me llevó hasta mi casa.